Las elecciones del mes de octubre en la Argentina son las más atípicas desde que se reinició la democracia en el año 1983 en la Argentina.

El deterioro económico,social, cultural, educativo, industrial y en todos los niveles de la Argentina reflejan que la crisis, que no significa decadencia, sino un punto de inflexión no tiene parangón. A tal punto que no dudamos en afirmar que se trata de una crisis de un modelo cultural de raíces occidentales ,donde el tener predomina por sobre el ser y las cosas por sobre las personas.

El tejido socio productivo está destruido con sólo decir que el 51 % de los jóvenes según el observatorio de la UCA es pobre.

Está en peligro la propia supervivencia de la Argentina.

Ha quedado demostrado que el marketing político por más sofisticado que sea, tiene un límite.Y Durán Barba ya nada tiene que decir ante un gobierno sin proyecto excepto el de sobrevivir como sea con los préstamos del Fondo Monetario Internacional.

Le quedará a la historia dilucidar si Macri llegó al poder a llevar a cabo la tarea de vaciar al Estado o si la incapacidad manifiesta lo superó de tal manera que llegamos a esta situación. Aunque en tiempos políticos de ciberdemocracia donde las mentiras llegan al 70 % ,Macri no está nocaut. La territorialización de las políticas provinciales no traducen , como en otros momentos, la realidad nacional. Sin mirar ni observar la realidad nacional como un «iluminado», palabra de moda en la actualidad cuando uno esboza el mínimo pensamiento crítico, sino como un trabajador de nuestra patria, queremos deslizar algunas preocupaciones.

Existe un sector amplio – somos incapaces de decir cuánto- que ha llegado a la firme y respetable convicción de que Macri se debe ir, si o si, para parar la pelota de la decadencia total y un peronismo unido, es el camino único para parar la mano, cómo se dice vulgarmente.

Y nosotros estamos inscriptos en esta línea sin ninguna duda.

Ahora bien.

Y es importante decirlo ahora y no después.

El peronismo es la única solución entendido en términos de un movimiento nacional popular, antiimperialista,continentalista, sudamericanista, liberador en lo cultural, social,  nacional y continental y de unidad nacional. Deben resonar como martillazos en nuestros oídos el mensaje de Perón del 12 de junio de 1974.

Ahora, si entendemos que la unidad del peronismo es la sumatoria de pejotismos, sin apuntar a ningún dirigente -porque no tenemos el peronometro- sino como un conjunto de trenzas, mal llamado pragmatismo político -Perón era un realista político-, y con la convicción de realizar saludo uno y dos a la Embajada norteamericana como lo hace el macrismo, se tratará de un gatopardismo elevado a nivel de estafa. Con la diferencia que esta hipotética estafa nos llevará -igual que el macrismo- a la desaparición de la Argentina.

Por lo tanto, lo que debemos resolver en esta Argentina que nos duele, no pasa por si se va Macri -debe irse-, sino por saber que la salida es el peronismo y no, la unidad del «peronismo», sin precisar cómo haremos para sacarlos a los pejotistas.

Perdón, no me traten de iluminado, soy un trabajador docente de nuestra gran Argentina y peronista justicialista continentalista

Miguel Ángel Barrios-Argentina-

Doctor en Educación

Doctor en Ciencia Política

Investigador y autor de varias obras sobre Perón y el Peronismo

Director Académico de Dossier Geopolitico

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